Stranger Things y la nostalgia – MFC Editorial

Stranger Things, una de las series más populares de Netflix, nos hace volver a los 80s en cada nueva temporada. En MFC Editorial reflexionamos sobre la importancia de la nostalgia en Stranger Things.

Stranger Things

Stranger Things y la nostalgia – MFC Editorial

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Desde su estreno en el 2016, cada temporada de Stranger Things ha sido un éxito rotundo, convirtiéndose inmediatamente en una de las series más populares de Netflix y una de las más aclamadas por la crítica, generando millones de fanáticos que disfrutan del viaje a los 80s que promete cada nueva temporada de la serie.

Además de estar enmarcada dentro de los géneros de ciencia ficción, terror y el coming-of-age, gran parte de la popularidad de Stranger Things se debe a su propuesta vintage. La serie propone un regreso al pasado, a la época idealizada de la infancia, donde la imaginación no tenía límites y ser héroes era parte del día a día.

El sentimiento de nostalgia que caracteriza a Stranger Things se logra a través de un sinnúmero de referencias a los años 80. Esto se ve reflejado no solo en la mención de títulos y productos sino también homenajeando técnica y temáticamente a los grandes exponentes del cine de terror y ciencia ficción que hacen de los 80s una década tan especial para la cultura pop.

En MFC Editorial reflexionamos sobre la importancia de la nostalgia en Stranger Things y las formas en que usan este sentimiento para ganarse el corazón de todos.

Primera temporada: Ciencia Ficción

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Escrita y dirigida por los hermanos Matt y Ross Duffer para Netflix, Stranger Things cuenta la historia de Mike (Finn Wolfhard), Dustin (Gaten Matarazzo), Lucas (Caleb McLaughlin) y Will (Noah Schnapp), un grupo de niños que conoce a Once (Millie Bobby Brown), una niña de su misma edad con asombrosos poderes telequinéticos. Junto a otros personajes como Joyce Byers (Winona Ryder), madre de Will, y Jim Hopper (David Harbour), jefe del Departamento de Policía, nos adentraremos en los misterios del ficticio condado de Hawkins, Indiana, donde los personajes se enfrentarán a terribles criaturas de dimensiones paralelas y grupos gubernamentales que trabajan para ocultarlo.

En la primera temporada de Stranger Things podemos apreciar menciones y referencias a la cultura pop de la década. El Halcón Milenario vuela entre las sombras del Mirkwood y Calabozos y Dragones sirve de inspiración para nombrar al monstruo de la temporada: el temible Demogorgon. Es aquí donde se establecen los temas, el ritmo y la atmósfera general de la serie, dándonos una gran historia y aun mejores personajes, apoyándose fuertemente en los rasgos de la ciencia ficción de los 80s.

En el aspecto técnico, la serie cuenta con tomas expresamente sacadas de Los Goonies (Richard Donner, 1985), película que sirvió de inspiración directa para la construcción de los personajes principales, así como con escenas tomadas de Encuentros cercanos del tercer tipo (Steven Spielberg, 1977) y Poltergeist (Tobe Hooper, 1982), desplegadas en una historia que sigue la misma estructura de E.T., el extraterrestre (Steven Spielberg, 1982), siendo incluso referencia directa en la composición de muchas escenas y el montaje final de los episodios.

Segunda temporada: Terror

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En la segunda temporada de Stranger Things, los hermanos Duffer profundizan en el aspecto más terrorífico de la serie, haciéndola más oscura, pero manteniendo su esencia, consagrando el título como un referente dentro de la nueva corriente creativa apoyada en la nostalgia que surge junto a ella.

En esta ocasión conocemos mejor a personajes como Nancy (Natalia Dyer), hermana mayor de Mike, y el desarrollo de su relación con Jonathan (Charlie Heaton), hermano mayor de Will. También se incluyen nuevos personajes como Max (Sadie Sink), una nueva integrante del equipo, y el bravucón Billy (Dacre Montgomery), su hermano mayor. El guion de esta temporada se luce particularmente con el desarrollo del personaje de Steve (Joe Keery) y su relación con los niños.

Esta es la primera temporada en la cual se toma la decisión de dividir a sus personajes centrales en diferentes equipos, inspirándose en la estructura de Star Wars: El Imperio contraataca (Irvin Kershner, 1980) en relación con la primera entrega de su propia saga, estrenada en 1977.

En su segunda temporada, Stranger Things lidia con las consecuencias de los eventos de la primera, que en su mayoría se manifiestan a través de los procesos psicológicos que deben afrontar los personajes. Es por ello que no desentona la inclinación hacia el género de terror de una serie que ya contaba con las características fundamentales de historias como las de Stephen King, autor de suma importancia para la cultura pop de los 80s.

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Es así como la serie toma como referencia a películas que, aunque se mantienen dentro del género de la ciencia ficción, cruzan el umbral que las suma también al del terror. Entre las tomas y el montaje de esta temporada encontramos homenajes y referencias directas a títulos como Gremlins (Joe Dante, 1984), The Evil Dead (Sam Raimi, 1981), Alien (Ridley Scott, 1979) y El Exorcista (William Friedkin, 1973), manteniendo su inspiración en la obra de Steven Spielberg presente en trabajos más recientes como Super 8 (J. J. Abrams, 2011) e It (Eso) (Andy Muschietti, 2017).

Tercera temporada: Acción

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La tercera temporada de Stranger Things se estrenó en julio de 2019, y continúa desarrollando la historia central de la serie mientras los personajes atraviesan los cambios físicos y psicológicos que vienen con la pubertad. La producción visual de la serie se vuelve más brillante y colorida al situarse en 1985, trayendo consigo la expansión de Hawkins, expresada a través de la construcción de un gran centro comercial llamado Starcourt.

Tanto la dirección como las actuaciones mantienen la calidad de las entregas previas, simulando la estructura narrativa de la segunda temporada y dividiendo a su crecido número de personajes en equipos. La temporada se toma un par de capítulos para asegurarse de que la audiencia se sienta parte de Hawkins y de la vida normal de los personajes, para después, con un ritmo maravilloso, sumergirte junto a ellos en las extrañezas que están a punto de ocurrir.

Esta temporada se enfoca en desarrollar las relaciones que existían entre los personajes, haciéndolos crecer a través de ellas y poniéndolos en situaciones que les demandan la toma de grandes decisiones. En cuanto a los temas que explora la tercera temporada de Stranger Things se cuentan la cultura del shopping mall como novedad ante la expansión comercial de pueblos de la periferia y un marcado antagonismo soviético, producto de la Guerra Fría.

La temporada conserva y profundiza los géneros del horror y la ciencia ficción de los 80s, con apariciones especiales de películas como Volver al futuro (Robert Zemeckis, 1985), La historia sin fin (Wolfgang Petersen, 1984) y El día de los muertos vivientes (George A. Romero, 1985). En cuanto a sus referencias técnicas, el cine de acción de los 80s se torna fundamental en el montaje final, tomando composiciones de películas como Duro de matar (John McTiernan, 1988), Indiana Jones y Los cazadores del arca perdida (Steven Spielberg, 1981) y Terminator (James Cameron, 1984). Asimismo, suma a sus homenajes títulos como Invasion of the Body Snatchers (Philip Kaufman, 1978) y The Thing (John Carpenter, 1982), reflejados no solo de forma técnica, sino también temática y narrativa.


Debido al gran número de personajes presentes, la tercera temporada de Stranger Things tiene varias historias que no terminaron de cerrarse, o que incluso fueron olvidadas en previas temporadas. Sin embargo, la serie avanza hacia la producción de su cuarta temporada, y está cada vez más cerca de su final definitivo.

Además de sus logros técnicos y narrativos, Stranger Things abraza los clichés de los 80’s occidentales y nos invita a vivirlos desde una perspectiva contemporánea. El uso de los temas se hace de una manera novedosa que ayuda a construir la particular atmósfera de la serie, atrapando los corazones de todo aquel que añore la infancia de manera idílica, sin necesidad de haber vivido las especificidades de una infancia suburbana en los Estados Unidos de los 80s.

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